
Choque de barco en Zárate: “Empezó a temblar la cama, salí corriendo para afuera y me encontré con un paredón negro que se movía hacia nosotros”
Fabián Cracco se despertó con un estruendo y, al levantarse de la cama, vio que las ventanas de su habitación temblaban. Eran las 20 horas de ayer. Temeroso, al igual que muchos otros vecinos qu...
Fabián Cracco se despertó con un estruendo y, al levantarse de la cama, vio que las ventanas de su habitación temblaban. Eran las 20 horas de ayer. Temeroso, al igual que muchos otros vecinos que viven junto al puente Zárate Brazo Lago, el jubilado de 65 años salió de su casa, y se encontró con un escenario inimaginado: en vez de agua, tenía frente a su nariz un buque de 228 metros de largo.
“Nunca, nunca habíamos visto algo así”, dice esta mañana, con sus binoculares colgados al cuello, mientras charla con un prefecto. Los dos observan el coloso flotante con la misma sorpresa que ayer por la noche.
Hoy, con el sol, la avería se ve mucho más clara: un cráter negro en uno de los laterales, a pocos metros de la proa. La embarcación quedó incrustada en la base del primer pilote de hormigón del puente que se ve desde la costa del río Paraná, a tan solo 30 metros de Zárate.
Se trata del buque cerealero En May, de bandera liberiana, de aproximadamente 60 toneladas. Según pudieron reconstruir las fuentes policiales, la embarcación se dirigía hacia el puerto de San Lorenzo, donde iba a cargar cereal, cuando sufrió un daño en el timón que hizo que perdiera el control y terminara chocando, pocos kilómetros río arriba, con el puente.
Actualmente un equipo de ingenieros evalúa los daños ocasionados en la estructura del puente y la manera más adecuada para remover el buque sin ocasionar mayores daños a la estructura.
“Debajo del pilote de hormigón hay 36 pilotes subterráneos, de los cuales uno está totalmente dañado. Por el momento no es peligroso”, afirmó Emiliano Riberas, director de la coordinación de Emergencias de la municipalidad de Zárate.
La circulación tránsito liviano y transporte público está permitida, mientras que el cruce de tránsito ferroviario y camiones fue temporalmente suspendido, al igual que el fluvial. Pero fuentes del municipio afirmaron que se tendrá que cortar todo tipo de circulación cuando se realice la remoción del buque. “Va a ser un trabajo muy fino, casi de artesanía, con ingenieros en el minuto a minuto monitoreando el estado del puente”, dijo Riberas, que se encuentra a la espera de órdenes de las autoridades de Vialidad Nacional, quienes definirán los pasos a seguir
Mientras, la tripulación aún se encuentra arriba del barco, y solo tiene comunicación con las pequeñas embarcaciones de Prefectura que van y vienen desde la costa.
Los pescadores, testigos de primera manoLos testigos de primera mano del accidente fueron los hombres que ayer pescaban en la costa. Disfrutaban de una noche despejada y con luna llena cuando vieron que el barco se precipitaba sin control hacia ellos. “Me dijo un amigo que corrieron como locos. No sabés el susto que se pegaron”, contó hoy un pescador recién llegado al lugar.
Quienes circulaban por el puente al momento del impacto también vivieron un mal momento: “La parte colgante se movió bastante, y quienes transitaban se asustaron mucho, pero por suerte no hubo inconvenientes”, sumaron fuentes municipales.
Hubo varios factores que juegan a favor: no hay sudestada ni fuertes corrientes. A su vez, el buque no cargaba combustible. “El buque, por suerte, no chocó de frente. Sino estaríamos contando otra historia”, siguió Riberas.
El coste de la remoción estará a cargo de la empresa transportista, adelantaron.
Algunos de los vecinos que viven en viviendas de material en las proximidades del puente, sobre la costa del Paraná, llegaron a ver el buque en movimiento. “Al principio, cuando empezó a temblar la cama, pensé que era un terremoto. Salí corriendo para afuera y me encontré con un paredón negro que se movía hacia nosotros”, contó el jubilado Juan Carlos García, de 65 años, mientras trabajaba con la pala en su jardín, con vista privilegiada a la gigantesca embarcación.
“Pensamos que se nos venía encima, parecía una escena de película”, siguió su vecina, Pamela Bello, de 40. “Mi hijo empezó a gritar. El barco ya había chocado, pero la parte de atrás se movía para la costa. Me dio una desesperación”, sumó.