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De Irlanda a Buenos Aires. Se enamoró de la Argentina “a primera vista” y abrió un bar en Recoleta que fue un ícono de los 90

Jason Murphy (54) es oriundo de Dublín (Irlanda), aunque habla un español fluido, no puede disimular el acento sajón, con un poco de pesadez dice que se acostumbró a que los porteños lo confun...

Jason Murphy (54) es oriundo de Dublín (Irlanda), aunque habla un español fluido, no puede disimular el acento sajón, con un poco de pesadez dice que se acostumbró a que los porteños lo confundan con un yankee. Jason llegó al país cuando tenía 26 años, vino con la idea de visitar a su padre y luego regresar a Francia, donde vivía desde hacía un par de años; pero sus planes dieron un giro copernicano. “Fue amor a primera vista”, sintetiza.

Hace tres décadas que se radicó en San Telmo y fundó The Shamrock Bar & Basement , un ícono de los ‘90, donde se escuchaba la mejor música electrónica y fue el elegido por artistas internacionales como U2 y Marilyn Manson cuando visitaron el país. Por las restricciones de la pandemia, Murphy debió cerrar su bar, pero en el último tiempo, se volvió a ilusionar y decidió volver a intentarlo, hace unos días el mítico bar volvió a abrir sus puertas.

“En Irlanda, hace 100 años, la mayoría de la gente estaba en un nivel de pobreza tremendo, pero con organización, sentido de comunidad y sistemas transparentes pudo bajarlo. Ojalá que acá logremos estabilidad y unión social pronto porque la Argentina tiene todo para salir adelante”, dice Jason.

-Jason, ¿te sentís argentino?

-A mí me encanta la Argentina y me siento uno más, tengo la mitad de mi vida acá. ¿Qué me gusta? La Argentina es hermosa, el paisaje y la gente. A todos los extranjeros que vienen les encanta porque la gente es muy cálida, abierta.

Cuando Jason llegó al país no sabía hablar español, pero su atracción por el lugar y la necesidad de sentirse parte hicieron que aprendiera a ritmo acelerado. En su tiempo libre incorporó una pasión de los argentinos: el fútbol. “Jugamos torneos entre embajadas. Yo armo mi equipo mezclado argentinos e irlandeses. Mis hijos son fanáticos de Boca. Vivimos sobre Avenida Caseros, no muy lejos de La Bombonera y, cuando hay partido y Boca mete un gol nuestro departamento se mueve todo. Por eso, si tuviera elegir creo que sería de Boca, aunque también me gusta Racing porque soy muy amigo Martin Vitali, que jugó con Racing cuando ganaron el campeonato en 2001″, dice.

Jason aún no sale del asombro que sintió cuando, en las últimas elecciones PASO, recibió en su casa la citación para ser presidente de mesa en la Escuela N° 7 de San Telmo, que está a dos cuadras de su casa. “Me explicaron lo que tenía que hacer muy rápidamente y por suerte todo salió bien. Yo aún no puedo votar a nivel nacional, pero sí en la Ciudad. En mi mesa ganó Milei”, cuenta.

-¿Cómo fue tu llegada a la Argentina?

-Llegué en octubre de 1993. Había terminado mis estudios universitarios en University College Dublin, me recibí a los 22 años de licenciado en matemáticas y quería viajar. En 1991 viajé a Francia y estuve dos años trabajando en bares en París, nada que ver con lo que estudié. También estuve en los Alpes trabajando en un Club Med. Después vine a visitar a mi padre que estaba en la Argentina con un proyecto inmobiliario. La idea era quedarme dos o tres meses y después regresar a Francia porque me encantaba. La primera noche que llegué a Buenos Aires fui a Pizza Piola, en Libertad y Santa Fe. Iba todo el mundo, era muy conocido en ese momento. Y enseguida empecé a trabajar ahí... Era el uno a uno y yo estaba fascinado .

-¿Cómo surgió la idea de abrir The Shamrock?

-Después de trabajar un año y medio en la pizzería y pensé que era el momento. Sentí que tenía la experiencia suficiente para abrir mi bar. Así que salí a buscar locales en la ciudad, estuve un par de meses hasta que encontré este local y me pareció un lugar divino. Antes estaba Hendy, la marca de ropa. Con la ayuda económica de mi padre, él fue el socio capitalista, el 12 de octubre de 1995 abrió The Shamrock Bar. Diseñé todo de cero, los muebles, la barra, el techo pintado de rojo...

-Y fue un éxito.

-Sí, aunque todos los bares son distintos y no hay un prototipo, tienen algo en común: son un lugar de encuentro. En Irlanda hay muchos lugares que son bar y discoteca en un mismo espacio y con Shamrock quería recrear eso. La disco está en el subsuelo.

Shamrock significa trébol en inglés y es uno de los símbolos más famosos de Irlanda. Entre 1995 y el 2000 funcionó solo con el bar, luego inauguraron el club en el subsuelo, el Basement era un lugar para escuchar y bailar música electrónica.

-El bar fue en los ‘90 un lugar famoso de encuentro de la Ciudad, incluso venían artistas internacionales

-Vinieron algunos, nacionales no recuerdo ahora los nombres, pero internacionales vino Bono y los músicos U2, en 1998 cuando se presentaron en la Argentina, también las veces que estuvo en el país vino Iron Maiden y Marilyn Manson, todo que pidió unos shots y casi se quemó... Acá se atiende a todo el mundo, no es un lugar de VIP...

Jason cuenta con orgullo que el bar fue el primero de América del Sur donde Guinness decidió vender cerveza tirada. “Pero no duró mucho tiempo, con la crisis del 2001 se fueron”, dice.

-Además de que es tu negocio, ¿cuál es la mayor satisfacción que te da el bar?

-Me da mucho orgullo cuando la gente se me acerca y me dice: “acá conocí a mi marido” o “aquí nos conocimos con señora”, porque en Shamrock se formaron muchas parejas y a veces vuelven para recordar viejos tiempo. El otro día vino una pareja que se conocieron en el bar 18 años atrás. Eso es lindo. Yo también conocí a mi señora acá.

La familia

Actualmente, Jason reparte sus días entre la Argentina e Irlanda. Allá vive su señora Oksana, una ucraniana que se dedica a la confección de joyas. Oksana llegó a Buenos Aires desde Kharkiv (Ucrania) en 1998. “Nos conocimos en Shamrock en 2001 pero empezamos a salir en 2003. En Buenos Aires nacieron nuestros hijos: Fionn (17) y Aran (12)”, dice

-¿Cómo decidieron estar juntos, pero vivir separados?

-Durante la pandemia estuvimos viviendo en Irlanda, en la casa de mi mamá en el campo. Irlanda es un país muy rural donde mucha gente tiene parcelas de campo no muy grandes que las trabajan ellos mismos. Y nos gustó que nuestros hijos tuvieran el contacto con ese entorno natural, lejos de la ciudad. Fue así que empezamos a compartir nuestro tiempo entre Irlanda y Argentina para ser más cerca de nuestros seres queridos. Creo que a diferencia de las generaciones de inmigrantes anteriores, que cuando se mudaban a la Argentina perdían el contacto con su país natal, nosotros somos parte de una nueva generación de inmigrantes con raíces fuertes en el país, pero que también siguen conectados con su país de origen. Tenemos varios amigos en la misma situación, y también muchos argentinos que viven en Irlanda pero siguen conectados con el país, creo que es parte de la globalización.

-¿Cómo se organizan?

-Nos repartimos. La mayor parte del tiempo mi señora y mis hijos están en Irlanda, estuvieron acá durante el invierno. Yo voy y vengo, ahora me voy para las fiestas, pero no puedo dejar la Argentina porque tengo la mitad de mi vida acá.

-¿Como hicieron con las restricciones de los vuelos durante la pandemia?

-Cuando empezó la pandemia mi familia estaba allá y yo logré viajar en marzo 2020, justo antes de que arrancara la cuarentena. Fue un momento muy triste porque además cerramos el bar. Fue un golpe muy fuerte, me acuerdo que pensé “bueno ya está, no va más”, estaba por el piso. Pero después unos amigos me alentaron y ayudaron a abrir de nuevo.

-¿Está relacionada la reapertura del bar con el cambio de gobierno?

-La verdad no sé qué esperar, creo que nadie sabe. Deseo que podamos ir para adelante y se arme un sistema más duradero porque eso falta en la Argentina un plan que se sostenga y que sea independiente de los gobernantes de turno. Creo que la inflación es el peor de los problemas porque afecta la salud mental, no se puede planificar nada, hay que controlarla. ¿Por qué funciona Irlanda? Porque hay un buen sistema y control. Acá está muy mezclado justicia, política... en otro país las instituciones están más separadas. Milei es incógnita, pero ojalá que haga las cosas bien.

-Cuando llegaste al país y abriste el bar, estaba el “uno a uno” que se implementó durante el gobierno de Carlos Menem, y hoy algunos ven a Milei como una reivindicación del menemismo.

-No sé... Nosotros, como en ese entonces, abrimos el bar y esperamos que vuelva a ser un lugar de reunión y de culto de la música electrónica que es lo que siempre fue.

Tradicionalmente el bar abría a las 18, pero en esta nueva etapa el bar estará abierto durante todo el día hasta altas horas de la noche y, en enero, abrirá la clásico disco de música electrónica en el subsuelo. La cerveza es el atractivo principal del lugar, pero también ofrecen tragos clásicos y la especialidad de la casa, el Irish Dream que contiene Baileys, Tía María y helado de moca.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/de-irlanda-a-buenos-aires-se-enamoro-de-la-argentina-a-primera-vista-y-abrio-un-bar-que-fue-un-icono-nid15122023/

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