Íntima y cerebral, por momentos con la añorada altisonancia de Olga Orozco (sobre todo en el arranque de algunos poemas), y en otros, con la ironía de Susana Thénon (“Estoy cada vez más cerca y más lejos / de ser la mujer que quiero, la intelectual / que camina levitando, que respira y exhala / grandes y pequeñas partículas doradas, ideas”), la voz poética de Luciana Reif (Buenos Aires, 1990) combina gracia, desparpajo y un autoexamen que aspira a ser generacional: “¿Soy esto? ¿La mente de una época? / ¿Una masa hojaldrada de ideas?”, se pregunta en el poema-ruego “Que pare por fin esta máquina”. Yo también le rezo a la noche ganó el primer premio de Poesía del Concurso de Letras del Fondo Nacional de las Artes en 2022.

Patente desde el título, una religiosidad nocturna y escéptica asoma en los primeros poemas, protagonizados por una abuela temible y con la bondad de quien “raciona milimétricamente / el alimento” (el libro está dedicado a Elsa, la abuela de Reif, que falleció durante la pandemia). “La veo por las noches / sumergirse en el sueño / con un rosario, invocando / a un dios que jamás / la ayudó en nada”, evoca. La primera parte incluye otros perfiles en verso.

Una temporalidad trastocada, aunque cambien la tonalidad y las temáticas, recorre el poemario: “Trato de explicarle, / pero yo tampoco soy fiel / a mis mutaciones”. Así es como el deseo, la identidad y el ansia de comunicar, parodiados, se deshacen con ímpetu: “¡adiós claridad! / ¡adiós coherencia! / ¡adiós capacidad analítica! / ¡hasta luego raciocinio! / y que todo aquello que tenga que escapar / escape”.

Yo también le rezo a la noche

Por Luciana Reif

Conejos

66 páginas, $ 4000