Este sábado cerca del mediodía familiares de uno de los amigos desaparecidos hace casi una semana en Cariló, luego de meterse al mar para ir a pescar, confirmaron a LA NACION que las autoridades dieron con la parte de un kayak en la zona de Faro Querandí.

Pablo, uno de los cuatro hijos de Ramón Román (57), confirmó a este medio el hallazgo de un flotador perteneciente a un kayak que él considera es el kayak naranja en el que se desplazaban su padre y Gabriel Raimann (37) el día de la desaparición.

“Nos enviaron la imagen a la mañana. Estamos casi seguros de que es el que estábamos buscando. Ahora mis hermanos -Lucas, José y Facundo- y yo vamos a volar desde al Aeroclub de Pinamar hasta aquel punto para hacer el reconocimiento”, afirmó a este medio. Y completó: “Tenemos la intuición de que vamos a encontrar el resto en esa zona”.

En este marco lo que los familiares de los pescadores esperan es dar con el resto de las partes del kayak todas juntas, dado que especulan que si los chalecos, las cañas de pescar y otros elementos se hubiesen separado, la Prefectura ya las hubiese encontrado.

La desaparición de los dos hombres que salieron a pescar en un kayak desde Cariló en la madrugada del domingo pasado tiene en vilo a las familias de ambos, que aprovechan cada minuto de luz del día para buscarlos por aire y agua.

La última información que se tiene de ellos es que a las 6 de la mañana del domingo estacionaron una camioneta cerca de la bajada Robles, del mencionado balneario bonaerense, y se adentraron en el mar arriba de un kayak naranja con motor, equipo de pesca y chalecos salvavidas.

La amistad de ambos era reciente. Se habían conocido el año pasado: Román es oriundo de Pinamar, donde se dedica a realizar trabajos de construcción, y Raimann es de la provincia de Misiones.

“Ellos se conocieron el año pasado”, contó a LA NACION José Román, uno de los hijos de Ramón. “Gabriel había venido de Misiones hasta acá hace tres días. Todo porque había conseguido un trabajo importante. Ambos tenían experiencia en pesca. Y bueno, ese domingo en el que coincidieron tomaron la decisión de salir a dar una vuelta y pasó lo que pasó”, reconstruyó el joven de 24 años que junto a sus tres hermanos espera el regreso de su padre.

Los amigos habían decidido adentrarse en aguas profundas por las características del kayak: contaba con motor. “Estuvieron un rato y desaparecieron. El mar se había picado mucho ese día”, recordó José. Y detalló que la pequeña embarcación estaba reforzada a los costados y que tanto su padre como su amigo tenían chalecos salvavidas.

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