
Un “supermartes” cantado: las primarias de EE.UU. empiezan a marcar el pulso de la revancha entre Biden y Trump
WASHINGTON.- El “supermarte...
WASHINGTON.- El “supermartes”, el día más importante en las primarias de Estados Unidos, suele ser un punto de quiebre en la carrera por la Casa Blanca. Ningún otro día muestra con mayor claridad el humor político del país, y ningún otro día tiene tanto peso en la elección de los candidatos. En 2016, Donald Trump obtuvo un empujón hacia su candidatura presidencial, y todo indica que este año ocurrirá lo mismo. En 2020, Joe Biden logró encaminar su campaña luego de un arranque débil, y se erigió como el abanderado demócrata.
Este año, el “supermartes” se perfila como el día que ratificará la revancha entre Biden y Trump para las elecciones generales el próximo 5 de noviembre.
Trump se encamina a barrer con su única rival en pie, Nikki Haley, la exembajadora ante las Naciones Unidas y exgobernadora de Carolina del Sur, y a cerrar su mejor momento en la puja por la presidencia. La Corte Suprema le puso punto final a una discusión acerca de su elegibilidad como candidato y ratificó que puede competir, todas las encuestas lo muestran delante de Biden y la estrategia de sus abogados de dilatar sus juicios está dando resultado. Día a día, Trump ratifica su absoluto dominio del Partido Republicano, al que ha rediseñado a su imagen y semejanza.
Del lado de los demócratas, Biden se prepara a dar otro paso en busca de su reelección. El presidente no tiene oposición real dentro de su partido, a pesar de las enormes dudas y ansiedades que despierta su determinación para pelear por otros cuatro años en la Casa Blanca, y los números favorables a Trump.
Biden es uno de los mandatarios más impopulares de la historia –el respaldo a su gestión está en un piso solo comparable al de Jimmy Carter, quien perdió contra Ronald Reagan en 1980–, y sondeo tras sondeo muestra que los norteamericanos están descontentos con el rumbo del país, sus políticas y su presidencia. Pero la campaña de Biden cree que, una vez que los norteamericanos se enfrenten al mismo dilema que en 2020, Bidel mandatario en volverá a salir airoso.
El “supermartes” convocará a votar a millones de personas en 15 estados –Alabama, Alaska, Arkansas, California, Colorado, Maine, Massachusetts, Minnesota, Carolina del Norte, Oklahoma, Tennessee, Texas, Utah, Vermont y Virginia, y el territorio de Samoa Americana-. La cita repartirá más de un tercio de los delegados que viajarán a las convenciones partidarias para elegir a los candidatos presidenciales.
El principal interrogante al inicio de la votación es si, al terminar el día, Haley continuará con su campaña presidencial. Desde su derrota en Carolina del Sur, su estado natal, a fines del mes pasado, la presión para que Haley de un paso al costado solo fue en aumento. Un nuevo hilo de derrotas sólo elevará la presión sobre la exgobernadora, sobre quien además comenzó a especularse con que persista con su candidatura, pero como candidata independiente.
Las nominacionesMás allá de lo que decida hacer Haley, la matemática manda en las primarias, y la campaña de Trump calcula que en las próximas semanas ya tendrá todos los delegados necesarios para proclamarse candidato presidencial. Una vez que eso ocurra, las miradas se posarán sobre su revancha con Biden, y la elección general del 5 de noviembre.
Una cadena de encuestas que se difundieron en los últimos días pintó un panorama mucho más favorable para Trump. El magnate lidera en apoyo, popularidad y en los siete estados “pendulares” en los que se espera se defina la contienda. Pero los sondeos muestran además que una fracción importante del electorado duda de la fortaleza y la agudeza mental de Biden para seguir en la presidencia, y, fuera de los demócratas, rechaza sus políticas.
La última encuesta de la agencia AP y la consultora NORC reveló que pocos estadounidenses ven mejoras en sus propias vidas o en el país en la presidencia de Biden. Más de la mitad de los adultos estadounidenses, un 57%, dicen que la economía está algo o mucho peor que antes de Biden, y una proporción similar, un 55%, dice que el país está algo o mucho peor.
Ese aparente malestar de los norteamericanos con el presente del país –pese a los números favorables que arroja mes a mes la economía– es terreno fértil para la campaña de Trump, quien recicló su mensaje de 2016 con más ferocidad y una dosis de nostalgia por su presidencia.
En el prólogo al “supermartes”, Trump machacó una y otra vez con la crisis en la frontera, al acusar a Biden de haber desatado una “ola de delitos de inmigrantes”, una afirmación que choca con las estadísticas de la realidad.